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Se fuga de prisión por segunda vez en dos meses con una orden judicial falsificada



El auto de libertad del secuestrador se envió de nuevo desde la Sección 23 de la Audiencia de Madrid

José Carlos Serna Sánchez, un delincuente que estaba en prisión por secuestrar a dos empresarios en Madrid en 2008, brindó por el Año Nuevo en libertad: sin ser juzgado y sin que el juez del caso tuviera ni idea de que había abandonado la prisión. Una sonrojante evasión sin cuerdas ni violencia. La rocambolesca fuga, si es que puede llamarse así, se repite por segunda vez en dos meses y medio con el mismo protagonista. El delincuente, internado en la cárcel de Estremera, quedó libre el pasado día 30 tras recibirse en el Juzgado de Guardia de Arganda del Rey (Madrid) un exhorto falsificado enviado desde la Sección 23 de la Audiencia de Madrid. Exactamente el mismo procedimiento que su cómplice o cómplices siguieron el 15 de octubre, la primera vez que burló al sistema judicial. A día de hoy se ignora su paradero.

Papel oficial

Eran las dos de la tarde del 30 cuando al fax del Juzgado de Guardia de Arganda —término del que depende el centro penitenciario de Estremera— llegó un exhorto procedente de la citada Sección de la Audiencia que ordenaba la puesta en libertad del preso preventivo José Carlos Serna Sánchez. El papel, oficial, el número de fax, así como el contenido del documento pasaron el filtro sin ningún problema. Poco después un agente judicial acudió a la cárcel y dado que todo estaba en regla el recluso salió a la calle esa misma tarde, según han confirmado a ABC fuentes judiciales.

Hasta el lunes día 3 a primeras horas de la mañana nadie se percata del dislate: total, tres días de impunidad para Serna. La Sección 23 comprueba entonces, es decir, anteayer que su preso ha vuelto a burlar todos los controles y está en ignorado paradero sin que ellos lo hayan sabido ni autorizado.

Si la primera vez se ordenó una investigación interna en busca del posible topo—aún sin resultados— y la búsqueda inmediata del recluso, en esta ocasión se ordena no sólo una búsqueda prioritaria, sino que además se piden a la prisión todas las comunicaciones que haya podido mantener el secuestrador, el nombre de cada visita que ha recibido, las llamadas telefónicas que se le han autorizado... absolutamente todo lo que pueda aportar alguna pista sobre quién le ha ayudado. No es para menos, dado que podría tratarse de alguien del juzgado o próximo a él y el beneficiado es el cabecilla de una peligrosa banda de secuestradores.

La hora elegida es la misma que el 15 de octubre, día de la primera evasión; el método, idéntico. Igual que entonces se escogió un día hábil al que le sucedían varios festivos (fin de semana en octubre y víspera de Fin de Año en esta ocasión). Todo ello indica al menos que el colaborador conoce a la perfección el funcionamiento de este tipo de órdenes de libertad, con un procedimiento más riguroso desde que un error permitió la fuga de Astrit Bushi, el cerebro del asalto al chalé del empresario José Luis Moreno.

El ayudante se mueve con tanta soltura en ese tipo de papeleo que ha sido capaz de burlar no a uno, sino a dos juzgados distintos (en la primera fuga el interno estaba en Valdemoro), con las mismas armas, y sin que entre dichas sedes judiciales haya existido ningún tipo de comunicación, como hubiera sido lógico después de los antecedentes.

Parece un culebrón, pero no lo es. José Carlos Serna, con numerosos antecedentes, ingresó en prisión en marzo de 2008 tras ser detenido por la Sección de Secuestros y Extorsiones de la Policía en el Algarve portugués. Allí, él y su gente habían mantenido secuestrado al empresario Pedro Aguirre Ormaechea, al que habían tendido una trampa en La Moraleja (Madrid) el 6 de marzo. Pedían once millones de euros y la retirada de una demanda contra Serna que había sido interpuesta por un hermano de la víctima.

No se supo más del delincuente hasta que el 15 de octubre llegó al Juzgado de Valdemoro una orden de libertad para él (manipulada) desde la Sección 23 de la Audiencia de Madrid que le devolvió a la calle. Al menos en esa ocasión su colaborador incluso telefoneó al Juzgado para verificar que les había llegado el exhorto, lo que evidencia un conocimiento absoluto de cómo funcionan ese tipo de diligencias.

Búsqueda prioritaria

Tres días después se descubrió, con gran escándalo, la añagaza y los magistrados ordenaron a la Policía que se buscara al secuestrador. Una patrulla de la Guardia Civil de Collado Villalba alertada de que se había producido un robo fue la que se topó el miércoles 20, cinco días después de la evasión, con Serna. Éste había intentado refugiarse en el garaje de una vecina y a continuación huyó por los tejados antes de arrojarse a un riachuelo, donde fue capturado. Llevaba encima 5.000 euros en efectivo. Los agentes le pusieron nombre y apellidos y él admitió en dependencias policiales que el fax que se envió al Juzgado de Valdemoro era falso. No hubo forma de que revelara quién lo envió. Y hasta hoy.

Desde el lunes se le busca de nuevo, aunque Policía y Guardia Civil sospechan que esta vez, en la que ha dispuesto de más tiempo aún que la primera para alejarse, habrá tomado más precauciones y puesto tierra de por medio. La requisitoria lleva la coletilla de prioritaria. Probablemente, a la investigación interna abierta en la Audiencia Provincial de Madrid para desenmascarar al topo se le habrá otorgado el mismo carácter destacado.

La evasión en cuatro actos

Envío del fax

El contacto de José Carlos Serna envía un fax al juzgado de guardia del que depende la cárcel con el exhorto supuestamente redactado por la Sección 23 de la Audiencia Nacional. Lo hace al final de la mañana, casi a la hora de comer y elige además un viernes o vísperas de fiesta, para que haya al menos un par de días no hábiles

Llamada al juzgado de guardia

Al menos en la primera ocasión, tras recibirse el fax en el juzgado de guardia hay una llamada que hace alguien que afirma ser de la Sección 23 y que se interesa por si ha llegado el documento. El funcionario cree que está hablando con la citada dependencia judicial y no hace la comprobación de llamar al teléfono de la Sección 23

Un agente judicial llega a la prisión

Como es preceptivo, un agente judicial de la demarcación afectada se dirige a la cárcel con el exhorto por el que se ordena la puesta en libertad de José Carlos Serna. La cárcel comprueba que el papel está en regla y a partir de ese momento comienza los trámites para que el recluso salga del centro penitenciario

Otra vez en la calle

Con absoluta tranquilidad y una media sonrisa en el rostro, el preso sale a la calle. Lo ocurrido solo se descubre el primer día de trabajo de la Sección 23 tras la fuga, cuando ve que se han cumplido unas órdenes que nunca dio. Y otra vez las Fuerzas de Seguridad a investigar su paradero... por segunda vez en dos meses

Publicado en www.abc.es

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